El símbolo de todo un Imperio. Ese es el Coliseo de Roma. La muestra de todo el poder de una ciudad sobre un vasto Imperio dominado hasta los mismos límites de Oriente. El Coliseo, la admiración del mundo entero en una época gloriosa para Roma; el lugar, donde leones, cristianos, gladiadores, y juegos servían de divertimento a una sociedad ufana y sabedora de su grandeza.
Para situarnos en aquella época y rememorar tiempos de gloria, lo mejor es ir a la zona del Capitolio, al Campidoglio. Desde ese plaza, accederemos a un balcón que se asoma sobre los Foros Imperiales, el lugar donde yace todo el pasado del Imperio Romano, hoy en ruinas. Desde allí podremos divisar el Circo Máximo, el Foro Romano, el de Trajano, los Templos de Saturno y la Concordia, o el Valle del Anfiteatro con el famoso Coliseo. Desde allí, podremos perder la vista hacia años de lucha, de dominación, de fastuosidad, de grandeza, y revivir en la imaginación la sociedad que tan bien nos presentaban en películas como Gladiator.
Y de fondo, tras aquel mágico paraíso cargado de Historia, el Anfiteatro Flavio, más conocido como el Coliseo, situado entre los cerros Palatino, Celio y Esquilino. Más de 50 metros de altura; casi 188 metros de diámetro por su lado mayor y 156 por el eje menor. Aún hoy, en ruinas, impresiona su elegancia.
Su Historia
Fue mandado construir por Vespasiano en el año 72 d.C., e inaugurado por Tito en el 80 d.C., tras celebrar una serie de fastuosas ceremonias y espectáculos que duraron 100 días. Tuvieron lugar luchas a muerte de gladiadores, peleas de animales salvajes, y la entrada fue gratuita. Casi 55.000 espectadores que entraban por 80 bocanas y que los conducían por pasillos hasta las 160 bocas de donde se llegaban a los graderíos. Este formó parte de una serie de anfiteatros que se fueron construyendo y de los que aún se conservan, aparte del romano, el del El Djem en Túnez, los de Nimes y Arles en Francia o el de Verona, al norte de Italia. Entre los siglos V y VI se prohibieron las luchas de gladiadores y de animales salvajes, y es en el siglo XIII cuando el Coliseo se convierte en fortaleza. El último espectáculo del que se tiene noticia es del año 523 bajo el rey godo Teodorico. Posteriormente el Anfiteatro, convertido en fortaleza, fue abandonado, e incluso parte de sus piedras, como la de tantos otros edificios históricos de los Foros Imperiales, se utilizaron como canteras para otros edificios más modernos. Fue a finales del siglo XIX cuando se excavó la estructura bajo la arena, y retomó la importancia que hoy día tiene.
Su estructura
El interior del Coliseo tenía un ruedo central
LA FONTANA DE TREVI
ORIGENES DE LA FONTANA DE TREVI
La Fontana de Trevi tiene sus orígenes hacia el año 19 AC, cuando se descubrió un manantial de agua pura muy cercano a Roma, lo que se atribuyó a la intervención de la virgen. Este manantial dió origen a la construcción de un acueducto en cuyo final, como era costumbre en la época, se construyó una fuente, la primitiva Fontana de Trevi.
A lo largo de la historia se sucedieron las modificaciones en el diseño original de la fuente, y así arquitectos como Bernini, Salvi o Panini, el encargado de terminar la fuente y dejarla tal y como la conocemos ahora.
La Fontana de Trevi es la mayor de las fuentes barrocas de Roma, y presenta elementos que recuerdan sus orígenes romanos (aunque su emplazamiento no era el actual, sino que se encontraba a unos metros de donde está), y es sin duda la fuente más conocida y mágica del mundo, y probablemente también la más impresionante y bella, a lo que contribuye la presencia justo detrás del Palacio Poli, presencia que hace que la imagen de de Fontana de Trevi sea realmente impresionante e inolvidable.
LA LEYENDA DE LA FONTANA DE TREVI
Existe una leyenda urbana que dice que todo aquel que lanza una moneda a la Fontana de Trevi (el ritual exige que se haga de espaldas, con la mano derecha y por encima del hombro izquierdo) acabará volviendo a Roma, y lo cierto es que no hay un solo turista que no cumpla con el ritual, hasta el punto que las monedas son recogidas todos los días y destinadas a la beneficencia (antes las recogían otros también a diario pero para su propio beneficio). Lo que no es tan conocido por los que visitan Roma es que si se lanzan dos monedas en vez de una se encontrará el amor en Roma, y si se lanzan tres monedas el que lo haga se casará en Roma.
El vaticano
La Ciudad del Vaticano alberga la Santa Sede, máxima institución de la Iglesia católica. Aunque los dos nombres «Ciudad del Vaticano» y «Santa Sede» se utilizan a menudo como si fueran equivalentes, el primero se refiere a la Ciudad y a su territorio, mientras que el segundo se refiere a la institución que dirige la Iglesia y que tiene personalidad jurídica propia (como sujeto de Derecho internacional). En rigor, es la Santa Sede, y no el Estado del Vaticano, la que mantiene relaciones diplomáticas con los demás países del mundo. Por otro lado, el Vaticano es quien da el soporte temporal y soberano (sustrato territorial) para la actividad de la Santa Sede.
La máxima autoridad del Vaticano y Jefe de Estado del mismo es el Sumo Pontífice, por lo que puede considerarse la única teocracia de Europa, aun cuando el Papa delega las funciones de gobierno en el Secretario de Estado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario